Desde la comunidad de Sabán, en José María Morelos, hasta X-Pichil, en Felipe Carrillo Puerto, la senadora Anahí González Hernández recorrió caminos de tierra y selva para encontrarse con artesanas mayas que preservan el bordado tradicional como un acto de resistencia, identidad y legado.
Durante su gira, Anahí González escuchó los relatos de mujeres bordadoras, como doña Melina, quien compartió que cada huipil no se cose, sino que se cuenta. La senadora destacó que estas piezas deben dejar de ser solo vitrinas turísticas y convertirse en embajadoras culturales protegidas legalmente. Por ello, impulsa una iniciativa legislativa para salvaguardar las artesanías auténticas frente a productos industrializados.
La experiencia continuó en X-Pichil, con actividades del colectivo Lool Chuy como “Ko’ox Chuy” (vamos a bordar), “Tzikbal Kaj” (cuentos mayas) y “Ko’ox Janal” (vamos a comer), en las que participó de manera activa. Bordó, cocinó y escuchó historias de mujeres que, con sus saberes, mantienen viva una cultura milenaria.
“No solo bordamos con hilo: tejimos memoria, cultura y legado”, dijo la senadora, al reafirmar que la Revolución del Bienestar que impulsa tiene rostro y corazón maya.